El feedback o retroalimentación consiste en dar u ofrecer información sobre una acción, tarea o comportamiento que realizar una persona. Podemos decir que se trata de comunicar de forma verbal y/o no verbal a otra persona, detalles de su conducta y cómo ésta nos afecta. Incluye un componente perceptivo, lo que yo observo en la conducta del otro y un componente emocional, qué sentimientos provoca en mí lo que observo. Dar feedback es probablemente uno de los puntos más delicados, ya que, de cómo la otra persona lo perciba, dependerá en gran medida que tome decisiones de cambio. Y como la otra persona lo perciba depende de cómo nosotros lo planteemos.
– Trazar un plan: Reflexionar sobre el feedback que vas a dar y luego, proporcionarlo con ejemplos claros y habiendo pensado previamente en una solución. Ser flexible ante las necesidades del otro. Por ejemplo, antes de decir a la persona cómo lo está haciendo, debemos de tener ejemplos claros sobre el por qué le decimos eso. Si una persona es muy organizada y se lo decimos, es porque observamos que cada vez que coloca su mesa, se preocupa de no dejar ningún papel tirado o información sensible a la vista, etc.
– Ser específico: Saber concretamente que ha sucedido y usar ejemplos claros e inteligibles cuyo significado no haya que adivinar. Como hemos explicado antes, hay que dar ejemplos concretos.
– Centrarse en las conductas: centrarse en comportamientos específicos que puedan observarse y medirse. Siguiendo con el primer ejemplo que pusimos, si una persona es organizada lo podemos medir y observar.
– Tiempo y lugar: Es clave dar esta retroalimentación en un ambiente de confianza, tranquilidad y en un espacio donde nadie nos pueda molestar. Tenemos que buscarlo, quizás al final del día o en algún descanso.
– Retroalimentación equilibrada: Se refiere al equilibrio que debe existir entre las cosas positivas que le decimos a la persona y las cosas que tiene que cambiar o mejorar. Tenemos que decir tanto unas como otras.
– Técnicas efectivas: Ir al grano a la hora de abordar cuestiones, establecer contacto visual, centrarse en un único tema importante.
– Técnicas de escucha: Animar al otro a hablar y escuchar de verdad lo que el otro dice, es decir, principalmente: no interrumpirle, evitar juicios y críticas negativas, asentir cuando la persona está hablando, mirar a los ojos y mantener una postura abierta y receptiva.
Y para finalizar este post, una frase Og Mandino que nos hace reflexionar…:
Cristina González Manzano
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